Una
de las características que diferencian al hombre como ser racional o como "homo
sapiens" de los demás seres de la creación, es su capacidad de lograr inventos.
Desde los comienzos de la aparición del hombre, éste se ha esforzado por
realizar elementos que hagan más fáciles algunas tareas, o que resuelvan
problemáticas que se les presentaban y a las que había que buscarles una
solución.
Los primeros inventos fueron elementos
realizados en piedra, toscos y rústicos, los que fueron evolucionando a través
de los tiempos.
La invención más grande -según mi punto de
vista- que ha logrado el hombre desde sus comienzos, antes de la documentación
histórica, es el sistema de signos para comunicarse: el lenguaje.
La mente humana fue capaz de inventar un código
para comunicarse con sus semejantes, y a la vez, de lograr en esa máquina que es
el cerebro del hombre, recibir el mensaje y decodificarlo. Este invento en el
que interviene el proceso mental, pues es allí donde se genera, es el máximo
exponente de lo que nos diferencia de los animales.
Entre
los grandes científicos e inventores se podrían citar, a riesgo de olvidar a
algún famoso investigador, a Ericsson, Fleming, Curie, Bell, Edison, Selden,
Franklin, Zeppelin, Colt, Thompson, y muchos más, pero uno de los pioneros de
todos los inventos modernos fue el gran Leonardo Da Vinci; y su importancia no
está tanto en sus invenciones de un confuso helicóptero o un boceto de submarino
que quizás no se hubiera sumergido; sino que Leonardo es grande porque inauguró
la metodología de la ciencia moderna, y en este sentido es el pionero de todas
las invenciones hechas después de él.
Él enseñó que a la naturaleza debe mirársela
sistemáticamente y debe ser investigada con ojos curiosos, porque "la sabiduría
es hija de la experiencia" y el hombre puede modificar las cosas a través de la
proyección y creación de instrumentos mecánicos.
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